La movilidad no es solo una cuestión de transporte, sino un tema social; por eso, para innovar debemos observar la sociedad en su conjunto. Instituto para la Ciudad en Movimiento: investigaciones y acciones internacionales, soluciones innovadoras, intercambio de conocimientos.

Vehículo Autónomo, por José Viegas

Compartimos una breve reflexión y anticipo de un artículo escrito por José Viegas, ex Secretario General del Foro de Transporte Internacional y ex miembro del Consejo Científico y de Investigación del IVM.

Los vehículos autónomos están atrayendo una gran atención y financiamiento en estos días. Es justo predecir que tanto la discusión pública como los flujos de dinero van a seguir creciendo. La atención está puesta sobre todo en los vehículos autónomos para pasajeros (por ejemplo, el Google car, Tesla autopilot) y el transporte automático de carga rutera (por ejemplo, truck platooning Otto). La disponibilidad de esos vehículos va a llevar a un cambio disruptivo en otros dos dominios: la movilidad privada por un lado y el transporte profesional de servicios por el otro.

Los profundos cambios tecnológicos que la conducción autónoma trae aparejada van a inspirar innovaciones radicales en la forma en que los vehículos son utilizados – como ocurrió con los teléfonos, que se han convertido en dispositivos que permiten hacer mucho más que llamados desde que se han convertido en móviles. Esta innovación se da como una onda que se realimenta a sí misma hasta que los patrones de uso maduro emergen luego de algo así como 10 o 15 años. Deberemos reconocer humildemente que nadie puede reclamar hoy que tiene una visión clara de cuáles van a ser esos usos en una o dos décadas.

Pero esa falta de visión clara no debería impedirnos pensar con audacia hoy acerca de lo que puede pasar. Creo que los servicios itinerantes van a ser un campo importante de uso de los vehículos autónomos. Estos servicios itinerantes fueron muy populares en las décadas del ’50 y ’60 en muchos países, en particular con bibliotecas. Esos vans fueron sirviendo áreas que tenían pocas o ninguna biblioteca pública o librerías, pero aún así tenían muchos lectores potenciales. Yo mismo fui un usuario intensivo de un van biblioteca durante mis vacaciones estivales por algunos años y tengo un recuerdo cálido del valor que proveían en términos de lectura de calidad.

(La nota original se encuentra en el perfil Linkedin del autor. Traducción del IVM)